En una zona muy cercana a la suya, existe un pueblo indolente cuyas calles frías y crudas son como hielo ártico. Lugar particular donde la razón convive en el mismo eje que lo absurdo. Sus habitantes, trastornados por la insensibilidad dan forma a la idiosincrasia más contradictoria e inverosímil del país. Para ellos, nada tiene trascendencia, nada puede motivar un nuevo curso. Nada de nada podría brindar una nueva forma de existir. Nada en lo absoluto. Su nombre... Pueblo Morbo, donde las ilusiones nacen en la mañana y fallecen sin ver la tarde. Pueblo que por designio de lo irracional quedó sin suerte, sin la pasión que es motivada por los pequeños y hermosos detalles de la vida.