Una flor y un condón en el bolsillo. -¿He pensado en mí como persona y como ser de otro planeta? No. ¿He sabido que mi carácter es extraño? No. ¿Hago rabietas? No. He procurado pasar por un mentecato, hacer servicios que convencen al estúpido de mi inclinación al bien. Mi cabeza estuvo llena de moscas y luego vinieron las verduras y al final, sé que mi cerebro piensa como debe pensar, por obligación. No iría al cine si fuera un perro o una serpiente. ¿He sido animal? ¿Pasé por la etapa del gato o del roedor? Mi esposa sí. Ella sabe lo que es involución. La sufrió a mi lado, pero no por mi culpa. Ya traía en sí misma la fuerza de regreso que impulsó su cola. Luego me hinco delante del sol y hablo con él de insignificancias. Luego me entran borrones de memoria que no duran demasiado. A veces canto en la regadera. ¿Me agradaría afinar? No. Gozo cuando alguien escucha mis deslices melódicos haciendo muecas de disgusto.