Gracias a mi padre con quien desde que era muy pequeña caminaba y hablaba conmigo sobre las muchas maravillas de Dios. Gracias a Dios por amarme a travéz de todas las fases de mi vida y utilizarlas para traerme a este punto de mi existencia. Gracias a todos aquellos que reconocieron las manos sanadoras y las palabras de Dios viniendo a través de mí. Ellos me permitieron ser Su instrumento para traerles esa sanidad. Dios, soy tuya ... Y sigues teniendo bastante sentido del humor, pero lo entiendo!