De esas historias vividas y no contadas, de esas noches en vela tratando de sacarle alguna respuesta a la luna; de esos móviles que jamás entregaron un mensaje pidiendo un abrazo de regreso, de las melodías que te cortaban las venas con cada nota y de todas las veces que su nombre apareció ante mis ojos como una ridícula casualidad, de todo el dolor que nadie entiende está hecho este hilo rojo que no termino más de desenredar. Al final me queda el consuelo de que al menos cuando esta crónica con alma y cuerpo de poema nos envuelva, tú y yo ya no estaremos solos.